Una vez terminada la primera vuelta de la primera categoría de la liga local de fútbol de Alcobendas y San Sebastián de Los Reyes, podemos sacar varias conclusiones. En primer lugar, huelga decir que no hay ni un equipo del antaño barrio siete que haya conseguido mantener una línea regular de resultados. El PSV empezó de manera brillante y parecía que iba a volver a despuntar este año e incluso desde aquí apostamos por un posible título para los de “Eindhoven” , siempre y cuando consiguieran mantener el nivel que exhibieron el ejercicio pasado. La baja de Deco y los pocos partidos a los que acude Chete Amorós están siendo clave en los quehaceres del PSV, que por la marcha y la dinámica que lleva no va terminar ni entre los seis primeros en la tabla.
Otro equipo que parece estar en una profunda crisis de juego y resultados es el Laguito.Tras una año de toma de contacto con la categoría -ascendieron el año pasado- todo hacía presagiar un año tranquilo para este conjunto liderado y comandado por Nacho Pastorín. Pero no, nada de tranquilidad y derrota tras derrota se acercan más que peligrosamente a la zona de descenso. Caer en seis partidos seguidos no es fácil de asimilar y más si encima van pocos componentes a los partidos. Deben de ir más y tomárselo más en serio si no quieren bajar de categoría.
La grata noticia la ofrece el Sotomoral que ha desplegado el mejor fútbol, ha fichado bien y actualmente es por buen ambiente y estado anímico el que más posibilidades aparenta de aquí a final de temporada. Los fichajes de Gonzalo y Diego Vaquerizo y el gran momento de Zapo y los hermanos Larrea les permiten ser lo bastante optimistas como para pensar en alcanzar cotas mayores en un futuro  no muy lejano.
Los otros dos equipos restantes, El Ultra Norte y El Octubre Rojo se encuentran en la actualidad en la zona de descenso. Es menester añadir que no tienen nada que ver un conjunto con el otro  El Ultra está empezando a asomar la cabeza con buen juego y varios buenos resultados. El Octubre es el peor equipo de la liga, dando una imagen pésima con una media de diez jugadores por partido y con ninguna posibilidad de salvarse de la quema del descenso a la segunda división.