Según fuentes policiales, en la habitación había restos de bebidas alcohólicas, pastillas, jeringuillas, billetes y estupefacientes.
La alarma saltó alrededor de las cinco de la tarde, cuando el compañero del fallecido avisó a la recepción del hotel. En la habitación, el joven, que residía La Moraleja, estaba en medio de un charco de sangre, tapado apenas por una sábana. También había restos de vómito alrededor. Al principio, se pensó que se trataba de un homicidio, dado el estado en que se encontraba el joven.
Al lugar acudieron sanitarios del Servicio de Urgencias Médicas dela Comunidadde Madrid (Summa) y agentes de Homicidios, pero fue el propio juez, tras escuchar la valoración inicial del forense, quien descartó la muerte violenta.
Juerga mortal
Según lo explicado por las autoridades, el amigo del fallecido que encontró el cuerpo —al que algunos calificaron de asistente— había llegado unos días antes en un vuelo privado en un jet procedente de Suiza. Aterrizó en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz, en Madrid, tras lo cual se dirigió con Daniel A. M. y otro amigo de este a una de las habitaciones más amplias y caras del mencionado hotel. Los tres estuvieron toda la noche de fiesta por la capital y, a última hora, decidieron proseguir la juega en la habitación, en la que no faltaron los estupefacientes y el alcohol.
Daniel llevaba entre 10 y 12 horas fallecido cuando fue descubierto el cadáver, según las primeras estimaciones del forense. Ayer se le practicó la autopsia y fue trasladado al tanatorio dela M-30en Madrid. Fue una tía del fallecido la que reclamó el cuerpo, horas antes de que llegarán sus padres. Fuentes de la investigación explicaron que sus padres residen en Bruselas (Bélgica) desde hace un par de años.