Siempre es la misma historia. Los directores de sucursal conocen perfectamente la situación financiera de sus clientes. Y estos, confían para que, sus ahorros, sean más rentables. Tienen fe en el “asesoramiento” de estos directores sin escrúpulos al dictado de sus superiores.
La Central bancaria informa a los directores de sucursales que hay que vender un producto preferente entre los clientes ahorradores. Es decir, aquellos que tienen activos inmovilizados con bajo interes. La consigna es ofrecerle una “inversión preferencial” con un interés más alto a un plazo de siete años y con “liquidez” inmediata.
La formula de promoción no se hace esperar. A mayor número de clientes captados, mejores resultados para la sucursal y puntos positivos en el curriculum del director de la misma. Después, cuando “donde dije digo digo Diego” se sustituye al actor o captor de estos clientes y santas pascuas. Una manera de no dar la cara y que, ésta, se la pongan colorada.
Es la misma canción para la mayoría de los bancos. Pero en este caso se centra en la sucursal del Deutsche Bank en La Moraleja, cuya anterior directora, Paz Bernabé –ahora destinada en otra sucursal de la misma red bancaria como premio a su gestión y para evitar enfrentamientos con los que se consideran clientes engañados- realizó su trabajo ofreciendo productos garantizados a sus clientes cuyo resultado ha sido un engaño. De intereses superiores, nada de nada; de recuperar la inversión de siete años, tampoco. Es decir, este banco, el Deutsche Bank, avalado por la Sra. Merkel, es tan “trilero” como casi todos los demás, por no decir la totalidad.
Si alguno de nuestros vecinos –suponemos que serán bastantes- están en esta situación, hay varios clientes que tratan de hacer una asociación que se llama “Perjudicados del Deutsche Bank” para que, en conjunto, se denuncien esta trama de trileros.