Este Camino tan antiguo ha prestado distintos y variados servicios a los alcobendeños durante siglos.
En la actualidad el crecimiento urbano y los nuevos planes urbanísticos lo han convertido en una Avenida variando su anchura y extensión pero no su nombre original. Se inicia en el Bulevar Salvador Allende hasta entra en contacto con la Calle del Nardo, sin embargo una parte de su recorrido todavía transcurre por el trazado original que este tenía.
En la antigüedad el Camino se iniciaba pasada la Plaza de la Iglesia de San Pedro bajo el nombre de Vereda de la Paz, que con los años se conocería como Calle de la Paz. Transcurría por la misma en dirección sur, atravesando las casas que formaban el Barrio de la Cruz y la actual calle Cáceres para dirigirse una vez cruzado el Arroyo de la Vega al lugar conocido como Fuentidueña en el monte de la Moraleja. Para hablar de la importancia de este lugar en la vida de Alcobendas tenemos que recurrir a los historiadores. Éstos nos cuentan, que después de conquistarse Toledo por Alfonso VI se dieron en España una serie de acontecimientos relacionados con las apariciones de la Virgen en los pueblos cristianos que tuvieron eco en la villa de Alcobendas. A través de las narraciones que la tradición popular nos ha hecho llegar se sabe, que la Virgen se apareció en el término de Fuentidueña o Fontidueña a una pastorcilla manca y que este hecho y otros que sucedieron después marcarían el lugar donde se iba a levantar la rústica ermita. Todo esto ocurrió allá por el siglo XI, Fuentidueña era un poblado cercano a la villa, lindando con el bosque de la Moraleja y que con el paso de los años se despobló y desapareció. No así la Ermita que fue incluida en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Alcobendas. Los sucesos religiosos y los avatares de la Ermita van a ser contados durante siglos en muchos documentos y crónicas. Uno de los cronistas e historiadores a los que me gusta acudir es Julián Caballero. En el Tomo II del libro sobre la Historia de Alcobendas refiere que en "1605 el Papa Paulo V expidió en Roma una bula concediendo varias indulgencias a los cofrades de la Cofradía de María Santísima de la Paz y a aquellos fieles cristianos que, confesados y comulgados visitaren en adelante la ermita de la Virgen de la Paz".

La Virgen de la Paz es elegida patrona de Alcobendas por un acuerdo del concejo de 1644 y a partir de ese momento se crea un vínculo muy especial con el lugar donde estaba instalada la Ermita. La Cofradía de la Virgen, creada en el año 1558 pone en práctica la celebración de la fiesta anual el día 24 de enero a raíz del Milagro ocurrido en 1677 en la casa Juan Perdiguero, prioste y vecino de Alcobendas. A partir de este momento los actos festivos y religiosos no han faltado ningún año y con el paso de los siglos han dado lugar al folclore local. El Camino de la Ermita toma entonces más importancia. Una vez que sale del casco urbano y aparecen los campos de cultivo y las huertas deja de llamarse Vereda de la Paz y toma el nombre de Camino de la Ermita. Del alcalde y cronista Francisco García Calatrava, nos llega que en 1768 se tenía la costumbre de quemar los rastrojos de los campos el día de Fiesta cuando la Virgen es acompañada por los feligreses en Romería. Del edificio de la Ermita y de su estilo arquitectónico hablaré en otro momento, aunque puedo animar al lector a que visite la Biblioteca del Archivo Municipal si quiere profundizar más en este aspecto ya que existe un libro que habla del mismo. Siguiendo con la historia de este Camino, también sabemos que de su conservación y obras de mejora se hicieron cargo siempre los vecinos. Como había que cruzar un arroyo, el de la Vega, se construye "en el año 1800, a instancias del párroco Joseph Aguado la alcantarilla denominada "Del Golilla" con limosnas ofrecidas por los vecinos, en cuya construcción los jornaleros trabajaron gratuitamente algunos días, y los niños después de clase con su profesor recogían piedras para ayudar también". La alcantarilla no es otra cosa que un puente y el término "golilla" se usaba para definir una tira de tela negra para el cuello que usaban antiguamente los hombres y sobre la que se ponía una tira blanca pegada. Era propio de jueces y abogados.
Otro de los usos que ha tenido el Camino ha sido para dirigirse al Cementerio de la villa, también conocido como de la Paz. La costumbre de enterrar a los difuntos en terrenos cercanos a las Iglesias o incluso dentro de ellas es cambiado por el Rey José Bonaparte en 1808.
Se crearon entonces estos cementerios en los extramuros de las ciudades y villas como medida preventiva para evitar sobre todo, epidemias. En Alcobendas se mandó bendecir un terreno para dedicarlo a camposanto en la tenería de Gregorio Méndez, cerca de la Iglesia de San Pedro y años después, ya en 1834 se practican los enterramientos en un camposanto cercano a la Ermita preparado y arreglado con fondos de la vecindad en 1842. La Ermita y sus terrenos circundantes quedarían también asociados a dicho Cementerio. Llegamos así al siglo veinte. La Moraleja es vendida y parcelada. Sobre sus Caminos se abren calles nuevas, sustituyéndose los usos antiguos y dando a la zona un aspecto totalmente distinto. Es entonces cuando llegado el año 1973 la empresa Urbanizadora Residencial es autorizada a parcelar la zona norte de la finca la Moraleja y a crear nuevas calles. Así surge la Calle Begonia que se traza en gran parte sobre el antiguo Camino de la Ermita convirtiéndose en una de las calles importantes de la urbanización.