Es inadmisible que una de las zonas más demandadas por delincuentes de todo tipo siga exenta de una infraestructura de este calibre.
El asesinato de un residente y el secuestro de dos empresarios en la Plaza de La Moraleja no asustan, ponen los pelos de punta a los vecinos y más si el móvil del rapto era una simple intención de cobrar un rescate ¿Acaso no le pude pasar lo mismo al setenta por ciento de los empresarios de la zona norte? ¿Estamos preparados y tenemos los medios para hacer frente a secuestros exprés con el método sudamericano?
Es evidente que la base de Policía Local no nos va a salvar de estos raptores, asesinos y delincuentes, pero la muchas veces la seguridad no se rige por hechos sino por apariencias. La seguridad “subjetiva” es casi más importante que la objetiva y ahí, los delincuentes nos meten un tanto por toda la escuadra hasta que la corporación decida la realización de la base de Policía y ésta esté terminada.
Por otro lado, parece que las cámaras de seguridad están empezando a dar sus frutos. Sus grabaciones han permitido ver la matrícula del coche que huía después de secuestrar a los empresarios y la ruta de la “presunta” asesina de Farhangi. Grata señal y felicitaciones a los responsables corporativos y profesionales, pues gracias a la publicación de las actuaciones de las lentes, más de uno se va a pensar si actuar en el perímetro de las urbes.
El aumento de centros comerciales también es un hecho a tener en cuenta ya que un numeroso público se acerca a las entradas del antaño barrio Siete para disfrutar de las instalaciones de los mega-espacios de ocio. Los delitos en dichos recintos aumentan y los policías no dan abasto. Por contar una, el fin de semana “santo” se produjo un pequeño altercado entre jóvenes en el centro comercial de El Encinar de Los Reyes y otra en Diversia. La sensación es que los jóvenes del distrito no están seguros en estos centros y se debe poner remedio antes de que ocurra una desgracia. Como bien dice el refrán: “El que avisa no es traidor”.