La paulatina reapertura de los centros se produce con medidas extraordinarias, como la desinfección pormenorizada de instalaciones, el empleo de equipos de protección individual por parte del personal o la imposibilidad de que los usuarios compartan sala de espera. “Se han mejorado los protocolos de higiene de superficies, que ahora son incluso más exquisitos que antes, algunas clínicas han optado por el ozono y otros por virucidas recomendados a nivel oficial”, explica Aurora Araujo, decana del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.
La decana transmite un mensaje de tranquilidad a los potenciales pacientes: “Quienes no se han visto preparados han decidido no abrir aunque pierdan volumen de trabajo”. En Fuenlabrada, la clínica Zamar se ha encontrado con problemas de desabastecimiento de algunos materiales, pero han conseguido hacer acopio de estos a tiempo para retomar su actividad el 4 de mayo. “La semana pasada no encontrábamos guantes de nitrilo, mascarillas quirúrgicas suficientes ni batas para tratar a personas con dificultades respiratorias”, señala Sonia de Marco, una de sus fisioterapeutas. No obstante, ahora que disponen de stock suficiente trabajan con todas las garantías higiénico-sanitarias.