El pasado lunes 26 se celebró una asamblea extraordinaria en el Club de golf La Moraleja. Para dicha reunión se tuvo que ampliar el espacio del recinto previsto debido a la gran afluencia de socios accionistas que acudieron al cónclave.
La inversión del sentido de los hoyos 10 y 11 del campo I, la renovación y mejoras del Chalet Infantil o el acondicionamiento de vestuarios y gimnasio fueron algunas de las medidas más destacadas aprobadas en dicha junta. Por otro lado, se informó a los socios del estado de la operación de compra de los terrenos de la finca Soto de Mozanaque, propiedad del Duque de Alburquerque y adquirida por el Club de Golf por una cifra que va a rondar los 30 millones de euros. Asimismo, se repasaron los detalles de la adquisición de las fincas de Buenavista y Valdebebas.
Por último, el actual Presidente, Fernando Lillo, anunció el cambio de estatutos para elegir nuevo consejo de administración.
Se batió un récord en lo se refiere a afluencia de accionistas. Tanto fue así, que se tuvieron que habilitar varios salones para dar cabida a la numerosa asistencia de socios. Nunca se había llegado -como sucedió- a una asistencia de casi el 30% del accionariado entre presentes y representados. El tema era importante: convocar elecciones a Presidente por petición de un grupo de accionistas, tras la dimisión del anterior presidente y la elección de uno de los consejeros, Fernando Lillo, para ocupar la vacante, así como las inversiones para la construcción de nuevos campos. Ante estos hechos, algunos socios por la desconfianza de un sistema que lleva desde casi la fundación del Club, solicitaron un Consejo General Extraordinario en el que pudiesen aclararse la situación actual y convocar nuevas elecciones.
Las primeras palabras del actual Presidente fueron para solicitar de la Asamblea ser el primero en votar "Sí" a las nuevas elecciones presidenciales. De esta forma desarmaba a todos los que en su día criticaron la sustitución del anterior presidente y que han sido los principales promotores de esta reunión. Por lo tanto, se limitaron a escuchar, interviniendo en aquellos temas que podían crear desconfianza en la actual gestión.
Dimisión desapercibida
Nos llamó poderosamente la atención que se pasara por alto la dimisión de Enrique Quintana, anterior Presidente. Hubo preguntas al respecto, pero las contestaciones fueron todo un cúmulo de diplomacia. En suma, los accionistas no conocemos lo que ha pasado. Esta en el secreto del sumario que solo conocen el protagonista dimitido y los miembros de la Consejo de Administración. Eso sí, la respuesta oficial es que ha dimitido por cuestiones personales y que no podían comentarse. Se mantiene la rumorología, que es lo típico por no decir lo tópico.
También se habló del contencioso del hoyo 10 del Campo I. El pasado mes se ha llegado a un acuerdo con el vecino afectado, Juan Palacios, cerrando el pleito, pagando cada parte las costas y realizando las obras proyectadas de acuerdo con los afectados.
Son muchos los socios que prefiere potenciar lo que tenemos, como es Valdebebas y Buenavista. Son campos que no necesitan tanta inversión y que están pegados a los actuales. Las elecciones
En cuanto a las elecciones, principal motivo de la reunión de accionistas. Se votó por unanimidad. Sin embargo, antes de la convocatoria se deben analizar los puntos más conflictivos del anterior sistema. Una Sociedad Anónima, como es el caso, donde hay más de seis mil accionistas, no puede regirse como se estaba haciendo hasta ahora. El nombramiento de los administradores se hace por votación mayoritaria por la Junta General de accionistas. Hasta ahora, los consejeros se presentaban por consenso de de un grupo de personas que eran elegidos por mayoría en las Juntas Generales. Y este consejo elegía al Presidente.
Para evitar esta especie de "dedocracia" ha sido el propio Presidente, Fernando Lillo, quien abrió un nuevo proceso electoral. Por lo tanto, el actual Consejo de Administración va a nombrar una Comisión con miembros de la actual Junta y nuevos socios que quieran formar parte, para estudiar las normas que regulen el proceso y que se someterán a los accionistas y que posteriormente sean aprobadas por la Junta General, que aprobará y ejecutará su desarrollo.
Para evitar el vacío de poder, el actual Consejo asume sus responsabilidades hasta que la Junta General no apruebe una futura candidatura como consecuencia de la reforma de la normativa vigente.
Es evidente que el Club de Golf de La Moraleja, no puede dejarse en manos de cualquiera. La Entidad tiene un prestigio, una imagen, que debe mantenerse cueste lo que cueste. Es uno de sus mayores valores y que, hasta ahora, no se ha rentabilizado de cara al exterior. Es otro de los puntos débiles del Club.
En suma, con todos los proyectos que están en juego y una tesorería que bien administrada, puede dar grandes satisfacciones a todos los accionistas. Creemos que ha llegado la hora de tomar el camino más claro y positivo para el Club, pero, sobre todo, rejuvenecerlo, aunque esto último, tenga difícil solución. Es cuestión de estudiar sistemas que sean totalmente viables.