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La calle Alcalá está en la UVI comercial

Reguero de tiendas cerradas entre Velázquez y Goya

Miércoles 04 de junio de 2014
El tramo entre Velázquez y Goya es un reguero de «cadáveres» comerciales. Han sucumbido el 30% de las tiendas.

Disponible. Así está la mitad de la calle Alcalá, en el tramo que va desde Velázquez a Goya. El 30 por ciento, aproximadamente, de los comercios tiene echado el cierre. Se vende. Se traspasa. O se alquila. La crisis no respeta ni siquiera a la que, en teoría, es una de las zonas con más glamour y más atractivo de Madrid.

Los comerciantes que resisten abiertos no culpan del todo al precio de los locales. Que también. El alquiler de un espacio de cien cuadrados cuesta unos 3.000 euros al mes. «Esta es una zona poco comercial. Hoy lo es la que está cerca de algún Corte Inglés», asegura sin tapujos Enrique, de la Joyería Granados, en el número 105 de Alcalá. «Y ahora, con la libertad de horarios, a los pequeños nos lo van a poner peor», nos dice este comerciante camino ya de la cuarta generación en su negocio. «Da para sobrevivir. No mucho más», concluye. En el número 72 aguanta con mucho entusiasmo un local que atrapa por su fachada de color rosa. Es «Estilistas 2000», una peluquería regentada por Celes. «La cosa está muy delicada pero si transmites optimismo, el curro no falta». Y lo dice quien tiene, nada más salir por su puerta, varios locales con llave y candado tanto a su derecha como a su izquierda. Eran comercios prósperos hasta hace un par de años. Empezaron a ir mal, a dar tumbos. El cierre fue irreversible. Eran tiendas de ropa, agencias de viajes, oficinas inmobiliarias y hasta de frutos secos. Todas han ido cayendo, poco a poco.
Liquidan antigüedades

«Liquidación total», reza en un cartelón a la puerta de «La trastienda de Alcalá». Que no cunda el pánico. Es otro de los que capean bien estos difíciles tiempos. Está en el número 64 y su responsable, Ignacio de Reparaz nos cuenta que su tienda de antigüedades está desprendiéndose de un stock «como cada año». Lleva al pie del cañón la friolera de 24 años. «Soy un anticuario muy conocido y tengo los mejores precios de España». Sí. Damos fe. Se nos iban los ojos con muchos de los objetos de la tienda, pero especialmente con esa cámara de fotos Kodak, de fuelle y que funciona, por poco más de cien euros. Que no hablen de crisis a «De Sybaris», un espacio gourmet situado en la esquina de Alcalá con Príncipe de Vergara. Lleva año y medio y está siendo un éxito entre tanto vecino que baja el cierre. «En tiempos de crisis hay que tirar de la imaginación y del buen gusto. Eso hacemos aquí», comenta el encargado mientras nos señala el «Vega Sicilia Único» que tiene bien protegido.

El recorrido es, para qué negarlo, muy triste. Los escaparates están pintados, sucios y llenos de grafitis. La basura se acumula en los rellanos. Lo mismo da que sea la acera de los pares que de los impares. Sin embargo, llama poderosamente la atención el edificio de Alcalá esquina a Antonio Acuña. De sus cuatro plantas, todas menos la tercera están en venta. El local a pie de calle, también. La estampa es estremecedora. Una pena.
Caída del consumo

Al llegar a la esquina de Alcalá con Menéndez Pelayo, el alma se hiela. «Herrero» está cerrado. Era un clásico madrileño de esta zona en papel y bolsas. ¿Quién no ha entrado ahí, alguna vez, a comprar papel de colores para los trabajos del cole? Famosas eran sus cajas plegables para envolver cualquier detalle. Lo mismo que sus bandejas con asas o sin asas que hasta se podían personalizar. Una delicia que no ha podido resistir. Quedan varias sucursales repartidas por la ciudad, pero sin el mismo encanto.


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