Lágrimas artificiales, "omeprazoles" para la acidez de estómago, "fluimucil" contra catarros y gripes o analgésicos como el paracetamol podrían pasar a la lista de fármacos sin financiación pública. El Gobierno, de momento no se plantea nuevas fórmulas de copago, pero entre las medidas que tiene sobre la mesa para reducir el agujero sanitario, estaría el dejar de subvencionar medicamentos utilizados en el tratamiento de síntomas menores que no superan los 3 euros de precio. Con esta medida, se aliviaría la asfixia económica de las comunidades sin perjudicar en exceso el bolsillo de los pacientes. Otra de las ideas que se barajan es exigir una evaluación coste-beneficio antes de decidir la financiación de nuevos medicamentos y técnicas que se incorporen a la cartera de servicios. Financiar solo los tratamientos que realmente demuestren su efectividad, a imagen y semejanza del NICE, la agencia de evaluación del Reino Unido.
De marca y genéricos
El nuevo "medicamentazo" afectaría a los sueros o «lágrimas artificiales» para el tratamiento del ojo seco que cuesta cada año a las arcas públicas 70 millones al año; a los mucolíticos, con los que se combaten los resfriados y son recetados con profusión; antitusivos, contra la tos; antivaricosos, para mejorar la circulación en caso de varices; antiácidos y protectores estomacales como el omeprazol; así como antidiarréicos y analgésicos como el ibuprofeno y el paracetamol. En este listado estarían incluidos fármacos de marca y genéricos. La idea no es nueva y la han valorado los últimos cuatro ministros de Sanidad. Pero ahora, con circunstancias económicas excepcionales, la medida cobra fuerza. El consejero de Sanidad de Cataluña, Boi Ruiz, aseguraba que la Generalitat retiraría el cobro de 1 euro por receta aprobado si el Gobierno central tomara una medida de ahorro farmacéutica de este tipo. José Luis Feito, presidente de la Comisión de Economía de la CEOE también insistía hace un mes en la misma idea: «¿Qué ocurriría si los ciudadanos se pagasen los medicamentos baratos? Nada o poco y el ahorro sería descomunal», afirmaba. Según un estudio de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, bastaría con eliminar la subvención al 5% de estos medicamentos para ahorrar 1.258 millones de euros al año. En las comunidades autónomas, el ahorro medio sería del 2,1% de sus presupuestos regionales en Sanidad. Eliminar la subvención pública para los medicamentos con los que se tratan los problemas menores es también una vieja reclamación de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp). Su director, Rafael García Gutiérrez, va más allá del ahorro económico de la iniciativa. Dejar sin receta pública los tratamientos para síntomas menores descongestionaría las consultas de atención primaria. Menos pacientes acudirían al médico de Familia a por su receta y se podrían evitar hasta 23 millones de consultas en los centros de salud. "Los médicos tendrían más tiempo para atender los problemas de mayor gravedad", asegura García Gutiérrez. ¿Precios sin control? El anterior equipo de Sanidad eludió esta opción por el temor a que estos medicamentos baratos se dispararan, cuando el precio dejara de estar intervenido. El director de Anefp asegura que la experiencia dice lo contrario. "Los fármacos que han dejado de financiarse no han subido de forma dramática. Al no estar financiados, el precio deja de estar controlado por la Administración, pero pasa a estarlo por la competencia del mercado. Si el gelocatil costara 15 euros nadie lo compraría y optaría por un genérico". Más información en www.elmundo.es