Chesscul investiga el ajedrez como herramienta terapéutica para pacientes con Parkinson y Alzheimer, destacando sus efectos beneficiosos en la salud cognitiva. Estudios recientes sugieren que jugar ajedrez puede ralentizar el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida de los afectados. Asociaciones de Parkinson y Alzheimer están incorporando el ajedrez en sus actividades, con talleres liderados por Alberto Toval que estimulan la memoria y la concentración. Aunque faltan evidencias científicas concluyentes, los resultados preliminares indican un impacto positivo en el bienestar emocional de pacientes y cuidadores.
El ajedrez se presenta como una herramienta potencialmente terapéutica para personas que padecen Parkinson y Alzheimer, según diversos estudios recientes. En consecuencia, las organizaciones dedicadas a estas enfermedades están comenzando a incorporar el ajedrez como una actividad regular, mientras evalúan los resultados en sus beneficiarios.
Este juego, considerado por muchos un deporte mental y por otros un simple pasatiempo, tiene sus raíces en la India del siglo VI, donde simbolizaba batallas. Aunque su origen exacto no está completamente verificado, es innegable que su difusión fue rápida gracias a la Ruta de la Seda. Durante la Edad Media, el ajedrez se asoció con la nobleza y hacia finales del siglo XV ya era popular en Europa. Con el tiempo, se convirtió en un juego accesible para todos y en el siglo XIX comenzaron a celebrarse los primeros torneos internacionales.
A pesar de su clasificación como juego o deporte, el ajedrez requiere un considerable esfuerzo mental. Aprender sus reglas básicas es sencillo; sin embargo, alcanzar un nivel competitivo demanda dedicación y práctica constante. Desde hace años, se han llevado a cabo numerosas investigaciones para entender cómo responde el cerebro al pensamiento estratégico durante una partida.
Además, se ha estudiado ampliamente cómo jugar ajedrez puede beneficiar al cerebro en términos de plasticidad y activación, así como su posible papel en la prevención o tratamiento de enfermedades neurológicas. Las habilidades necesarias para jugar incluyen razonamiento rápido, memoria, atención y planificación; todas ellas son funciones cognitivas que suelen verse afectadas en condiciones como el Alzheimer y Parkinson. Por lo tanto, se ha sugerido que practicar ajedrez regularmente podría ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo y mejorar la concentración.
Un metaanálisis relevante publicado en 2023 examinó el impacto de los juegos de mesa tradicionales en la prevención o ralentización del deterioro cognitivo. Este análisis incluyó estudios realizados con adultos mayores en riesgo o ya diagnosticados con deterioro cognitivo. Los resultados variaron según el juego analizado: el Go mejoró la atención, el Mahjong potenció las funciones ejecutivas y el ajedrez mostró efectos positivos en las escalas de calidad de vida.
A medida que se esperan más investigaciones que confirmen los beneficios terapéuticos del ajedrez, ya hay iniciativas que aprovechan su potencial. Un ejemplo notable es Chesscul, una escuela que ofrece clases de ajedrez online bajo la dirección de Alberto Toval, fisioterapeuta y ajedrecista profesional. Toval organiza talleres diseñados específicamente para pacientes con Alzheimer y Parkinson.
Aunque aún faltan evidencias científicas definitivas que respalden al ajedrez como herramienta terapéutica o preventiva para enfermedades neurológicas, sí se ha demostrado su contribución al bienestar emocional y a la mejora general de la calidad de vida tanto de pacientes como de sus cuidadores.