“Me lo piden los ciudadanos -nos comenta-. Son muchos los vecinos que me lo indican. Quieren que vuelva, porque saben lo mucho que yo hice por este municipio. Tengo un año para preparar mi estrategia”.
Lo dice como si estuviera en plena juventud. Con ganas. Me pregunta si todavía tengo el periódico. No se si lo hace para quitar importancia al hecho de llamarme o porque se le ha olvidado o esta despistado. ¡Vaya usted a saber!
Me dice que cuando vuelva de un viaje que tenía previsto, quiere que hablemos del tema. Hacía meses que no tomamos el café semanal que nos reunía habitualmente. Nos contaba de todo y de lo bien que estaba en esta nueva vida de descanso y de disfrute de la jubilación. A la que sometieron sus compañeros de partido.
Ahora quiere volver. Y con fuerza, según pude apreciar. El hecho de que su “amigo” (lo pongo entre comillas porque en política no hay amigos, más bien “compañeros” celosos), Pedro Sánchez, sea el nuevo presidente, le ha dado alas. Estaba eufórico. Supongo que cuando regrese del Caribe estará más calmado.

Por lo tarde me encontré con Rafael Sánchez Acera, el que fue aprendiz de Caballero y ahora su sucesor en el PSOE. Le conté que su antiguo jefe esta dispuesto a volver. Me contesto con rotundidad: “¡Ojala! Tal y como esta el tema, podemos volver por la puerta grande“
De ilusión también se vive. Desconozco lo que va a pasar de aquí a las elecciones. La llegada al Gobierno de España de Pedro Sánchez es una incógnita de difícil previsión. De momento, hemos sacado algo positivo: la bolsa ha subido. No hay bien que por mal no venga.
Tendremos que esperar. Reacciones hay para dar y tomar. Y la que nos pilla más cerca es la vuelta de José Caballero. Si fuera así, tendrá que ir limpiando su imputación a las
tarjetas black. De todas formas, siempre ha barajado presentarse a las elecciones municipales mediante una agrupación independiente.