Otra vez. Los han vuelto a robar. Algún desalmado, gracioso y posiblemente con varias copas de más se ha llevado los cuernos de uno de los ciervos que están en la Plaza de La Moraleja. Los hechos sucedieron durante la madrugada del viernes 20 de julio y esta vez, como la anterior, hay que darse con un canto en los dientes por que los “graciosos” no desparramen del todo la escultura y se lleven hasta el cuello del animal. La Policía tiene que tomar cartas en el asunto. Pero de verdad. Y decimos esto porque al igual que en fin de año, la cámara de seguridad situada justo encima del lugar de los hechos no ha grabado nada. Es tremendo ¿Para qué sirven las lentes? Viendo estos hechos y otros tantos que se apilan en la mochila de los casos sin resolver de las cámaras, la conclusión es que “algunas” están de adorno. No es comprensible que por segunda vez pase lo mismo: que se lleven los cuernos del ciervo en las narices de la cámara de seguridad y no lo grabe. Parece un chiste, la verdad.
Al cierre de esta edición se había encontrado ya la cornamenta hurtada. Estaba tirado en la parte de atrás del restaurante Araceli.
