De un tiempo a esta parte, un nutrido grupo de los vecinos del Soto y El Encinar de los Reyes-Alcobendas están viendo cómo, cada día que pasa, se reduce la cobertura y señal que tienen sus móviles.
Para explicar semejante problemática, debemos retrotraernos en el tiempo, pues el inicio de la deficiencia arranca cuando la antena de telefonía que había colindante al colegio Las Irlandesas dejó de funcionar y, por tanto, de emitir.
Este hecho, acompañado de la no implantación de una antena en la zona de referencia, es la principal causa de la poca cobertura que tienen los vecinos de una gran parte del Soto, que se encuentran dentro de las denominadas “zonas de sombra”. La única solución para que esta carencia se arregle es instalar más antenas en puntos geográficos que consigan dar cobertura a toda la urbanización. Evidentemente, el trozo del Encinar-Alcobendas que presenta similar problema necesita también más antenas para que la cobertura sea total en dicha urbe.
La Moraleja tampoco está exenta del problema, pero la incursión de antenas de telefonía en casas de particulares ha permitido aliviar en cierto modo las deficiencias.
Las compañías telefónicas no tienen fácil implantar antenas de este porte en las urbanizaciones pues a cada antena que se instala crece entre los vecinos colindantes el rechazo a este tipo de transmisores por su supuesta “multiplicación” de enfermedades entre los residentes que se encuentren a su alrededor. Lo cierto es que las antenas en cuestión no tienen por qué emitir con una potencia tan alta como para ser “contaminantes”.
